Parroquia La Milagrosa (Ávila)

domingo, 31 de enero de 2016

Jornadas Bíblicas: un buen plan para una escapada a Madrid



Te invitamos a las Jornadas Bíblicas “El Pueblo de Dios camina en la historia”. Se celebrarán el próximo fin de semana (5-7 de febrero) La Parroquia de San Antonio del Retiro en Madrid. En ellas se desarrollarán diversas actividades, todas ellas son de entrada libre y gratuita. ¡Ven a compartir con nosotros la Palabra! En la imagen adjunta tienes todo el programa. ¡Te esperamos! 


Amados desde antes de nacer (Lectura de la palabra dominical desde el jubileo de la misericordia)





IV Domingo del Tiempo Ordinario
(Jer 1, 4-5; Sal 70; 1Cor 12, 31-13, 13; Lc 4, 21-30)
Amados desde antes de nacer

Este Año de Misericordia, de Gracia del Señor, en el que se proclama de manera especial el Evangelio de San Lucas, llama a nuestra puerta, de manera insistente, la declaración de amor de Jesucristo.

Pocas expresiones llegan al corazón y modifican la relación personal con uno mismo, a pesar de verse menesteroso como las que se encuentran hoy en el profeta Jeremías. Si se da fe a la declaración del profeta, todo cambia: “Antes de formarte en el vientre, te escogí; antes de que salieras del seno materno, te consagré”.

Es verdad que el texto se refiere a Jeremías, pero cada uno podemos personalizar la Palabra de Dios, y sentir con el salmista: “Dios mío, fuiste mi esperanza y mi confianza, Señor, desde mi juventud. En el vientre materno ya me apoyaba en ti, en el seno tú me sostenías”.

A medida que se va cruzando el desierto de la existencia, más se puede acreditar la misericordia divina, la tutela permanente de Dios tiene para sus criaturas. Si a alguien se le puede aplicar la expresión paulina “el amor no pasa nunca”, es a Dios mismo. Él no se retracta de su palabra, y si se demuestra su voluntad amorosa en la existencia de cada criatura, porque todo existe en razón de la voluntad del Creador, ¡cuánto más permanece su amor en aquellos por los que su propio Hijo ha dado su vida!

Jesús de Nazaret, en la sinagoga de su pueblo, proclamó el Año de Gracia del Señor, y desde entonces hasta hoy se puede escuchar: -«Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír.» 

Si cada uno damos crédito a la Palabra de Dios, descubriremos el realismo de su expresividad. Hoy, cada momento está abierto a la experiencia de la providencia divina, más allá de toda contingencia humana.

Intenta por un momento escuchar dentro de ti lo que te dice el Señor:
  1. “Yo te he escogido desde antes de nacer. Yo te he puesto nombre cuando estabas en las entrañas de tu madre. Yo te he dado una vocación única, expresión de mi amor por ti”.
  2. Hoy se cumple en ti toda la profecía. Hoy, si quieres, puedes sentir el abrazo de la gracia.
  3. Tú podrás resistirte. Podrás hacer la pirueta mental de ponerte a reflexionar sobre el significado de mis palabras, pero mientras tanto, lo más cierto es que yo te sigo amando”.

sábado, 30 de enero de 2016

Padre, que todos sean uno (Jn 17,21)



ESTRASBURGO (FRANCIA).


Hemos terminado la semana de oración por la Unidad de los Cristianos y me he encontrado con esta reflexión que nos puede ayudar a que trabajar y vivir por la unidad no sea cosa de un octavario, sino de todos los días


ECLESALIA.- 25/01/16.- Estamos celebrando de enero. Esta fecha se ha ido constituyendo en una cita anual que, los cristianos de distintas confesiones, nos damos para orar por la unidad de la Iglesia de Cristo. Es de Cristo de donde brota la unidad de la Iglesia, por ello cuanto más vivimos de Cristo y en Cristo, más cerca estamos los unos de los otros.

Este año, han sido los cristianos de Letonia, quienes han preparado las celebraciones para esta semana de oración por la unidad, invitándonos a reflexionar sobre la grandeza del bautismo, que nos lleva a tomar conciencia de nuestra vocación común. El texto de la primera carta de Pedro, “Destinados a proclamar las grandezas del Señor” (1Pe 2,9), ha sido escogido como el lema de esta Semana de Oración por la Unidad. Todos los cristianos estamos llamados a proclamar lasgrandezas de Dios, como sal y luz que den alegría al mundo e ilumine las oscuridades de los hombres y mujeres de nuestro tiempo.

La idea fundamental que se quiere transmitir con el texto bíblico: “destinados a proclamar las grandezas del señor” (cf. 1 Pe 2,9), es que todos los bautizados, formando parte de diferentes Iglesias y comunidades eclesiales, compartimos la misma vocación a proclamar las grandezas del Señor y la misma llamada a la santidad.

Durante esta semana, los cristianos que profesamos una misma fe en Jesucristo, Dios y hombre verdadero, nos unimos y reunimos en oración para pedir la unidad de la Iglesia de Cristo. Orar por la Unidad es una exigencia, bautismal y evangélica que expresa el deseo de Jesús: “Padre, que todos sean uno, para que el mundo crea” (Jn 17,21). La oración es la expresión del ecumenismo espiritual, que está al alcance de todos, el cual estamos llamados a vivir, con la certeza de que la oración y la fe mueven montañas y hacen avanzar la unidad de los cristianos.

La división entre los cristianos es un gran cuestionamiento y responsabilidad. Es urgente, pues, que tomemos conciencia del pecado comunitario como es la división. La división entre los cristianos es un escándalo para el mundo no creyente y causa del ateísmo moderno. La división que existe entre las diferentes confesiones cristianas aleja a muchos hombres y mujeres de la fe en Cristo y en su Iglesia. La división es de una gran responsabilidad para quienes profesamos una misma fe en Cristo. Ella es un gran obstáculo para el anuncio del Evangelio. El mundo no puede creer que seamos discípulos de Cristo viéndonos tan divididos, tan alejados los unos de los otros, y hasta condenándonos los unos a los otros; pensando que nuestra Iglesia es la única que posee la verdad plena; y desde esta certeza nos atrevemos a condenar a los hermanos que profesan la misma fe en Cristo. El ecumenismo nos llama a la conversión constante, sin conversión y cambio de mentalidad, la unidad no será posible. La unidad no se realiza en la disciplina y decretos, si bien son necesarios; sino en el corazón, en la inteligencia de la fe y profundidad del amor de unos con otros.

Siendo una realidad que la división existente, no hemos de desanimarnos y si que hemos de reconocer todo lo que se ha avanzado en este camino de acercamiento de unas confesiones con otras; realizando proyectos pastorales y sociales conjuntos, que hace un siglo eran impensables de soñar. Por ello, damos gracias a Dios con el deseo renovado de seguir trabajando y orando para que la unidad de la Iglesia de Cristo sea cada día más real y visible.

Sin ignorar la división existente y el dolor que supone el no poder compartir juntos la eucaristía, no nos quedemos tan sólo en lo que nos separa, sino que tratemos de avanzar en aquello que nos une. Y potenciando lo que ya nos une, poco a poco, se irán clarificando y desapareciendo los obstáculos que nos separan; como dice el papa Francisco: “vivamos la unidad de las Iglesias reconciliadas”.

El Papa Francisco insiste a tiempo y a destiempo para crear una cultura de unidad, de comunión, de familia universal; como fue el deseo de Dios Padre desde el principio de la Creación. Los gestos del papa Francisco hablan por sí solos. ¡Aprendamos! Él hace todo cuanto puede, para derribar los muros de separación y crear lazos de acercamiento, de conocimiento mutuo y de amistad; y así poder avanzar en este proceso de diálogo teológico y eclesiológico que faciliten la unidad visible, tan necesaria para nuestro mundo roto y en continuo conflicto.

Quienes compartimos un mismo bautismo, estamos llamados a vivir la unidad, a trabajarla, primero en nosotros mismo, para luego ser instrumentos de unidad, al interior de nuestra propia familia, comunidad parroquia y a nivel de la Iglesia universal (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

Quiero terminar con una oración:

Dios y Padre de todos, que nos has enviado a tu Hijo, nacido de una mujer, para redimir a la Humanidad, para hermanarnos unos con otros, para enseñarnos el camino del amor, de la paz y la unidad.

Jesús, con tu vida y ejemplo, nos ha mostrado el camino a seguir, pues, tú mismo eres el Camino que conduce al Padre de todos los creyentes.

Cristo, con tu resurrección nos has dado a todos una nueva vida, llena de esperanza, de gozo y de luz.

Que tu resurrección, oh Cristo, nos ayude a quitar las piedras de nuestras divisiones, a salir de la oscuridad de nuestros sepulcros, para convertirnos en Luz para este mundo tan necesitado de ella; en Sal que de sabor y despierte el deseo de escudriñar las Santas Escrituras, tu Palabra, donde realmente aprendemos a conocerte, y conociéndote amarte y amándote también amar a nuestros hermanos.

Que desde la fe en tu resurrección, piedra angular de nuestra unidad, formaremos todos unidos un mundo mejor, un mundo donde cada persona sea reconocida, respetada y amada en lo que ella es: hija e hijo de Dios.

Te pedimos la unidad del corazón y de la inteligencia de la fe, y desde esta unidad seamos piedras vivas en la construcción de tu Iglesia, para que ella aparezca ante el mundo lo que realmente es: Santa e Inmaculada, sin fisura ni mancha alguna. Concédenos, Señor, la gracia de embellecer, con nuestra vida, a nuestra Madre la Iglesia, en lugar de crearle arrugas y manchas que empañan su Esplendor y Belleza con nuestra de sus hijos y hermanos. Amén

viernes, 29 de enero de 2016

¿Qué es un místico hoy? No es el que tiene esperanza del futuro sino de lo Invisible (complemento del profeta)



Hoy, como en todos los tiempos, un místico es alguien tan necesario como inútil para su generación. Es inútil porque no produce nada y lo que ofrece no se puede comprar ni vender. No tiene precio en el mercado. Se escapa a quien lo quiere prender y confunde a quien lo quiere comprender. Por ello hay que apartarlo, porque se interpone entre la inmediatez de lo que hay que lograr y producir. El místico dice: lo que verdaderamente es, ya existe. Sólo hay que aprender a percibirlo. Molesta también a la institución, porque la relativiza y le recuerda que el cielo que ha pintado en el interior de sus bóvedas no es el cielo abierto auténtico.

Pero, a la vez, su presencia es indispensable porque señala un modo de existencia que anhelan todos los seres y las mismas instituciones. Ha nacido para alentar la llama sagrada que arde en todos y en todo. El fuego del místico es diferente al del profeta. Éste señala y grita lo que falta, mientras que el místico indica lo que ya es. El profeta habla del todavía no, mientras que el místico habla del ya sí. Ambas cosas son necesarias.

Parafraseando a Raimon Panikkar, “el místico no es el que tiene esperanza del futuro sino de lo Invisible”.

El místico no es ingenuo, sino inocente. La ingenuidad es una inmadurez que hace ciegas y torpes a las personas, porque les impide confrontarse con los elementos oscuros de la realidad y de sí mismos, mientras que el inocente lo ve todo, lo percibe todo y, sin echarse atrás, se entrega.

Otra de las cosas propias del místico es su capacidad de conjugar paradojas. Por un lado, es alguien exquisitamente cercano a las personas y a sus situaciones, pero también resulta inalcanzable, retirado en una extraña lejanía. Estando plenamente presente, está también ausente. Se halla en otro Lugar, y cuando está en otro lugar, se percibe su presencia. Su hablar es silente y con su callar, habla. Las palabras son sagradas para él -o ella-; por eso no las malgasta. Y por ello también sabe escuchar, y entiende lo que los demás no entendemos. Habla, mira, comprende desde un lugar diferente; a veces, tan diferente, que parece locura. Pero su locura no es más que el choque que produce en nosotros su anticipación de Realidad.

Ama cada objeto, cada planta, cada pétalo, y queda fascinado por ellos, pero, a la vez, puede prescindir de ello. Todo él es ternura, pero también vigor, como dice Leonardo Boff sobre Francisco de Asís. Es frágil y fuerte a la vez. No puede soportar el dolor de los pequeños. Ve desde ellos y para ellos, y su oración es siempre por ellos.

Es concreto, arraigado en su tiempo y en su lugar, capaz de un hablar sencillo y de poner ejemplos que los más pequeños comprenden, y a la vez, es universal, porque percibe lo que atañe a la condición común de los humanos. Ve la parte en el todo y el todo en la parte. Podríamos decir que tiene un instinto fractal, que es tal como hoy los científicos comprenden que está constituido el entramado de la realidad.

Es de una libertad soberana pero, a la vez, está al servicio de todos, porque percibe la irrepetibilidad de cada persona y de cada cosa, y ello le hace caminar por tierra sagrada. Acoge a cada ser como una epifanía y, estremecido, se somete libremente porque sabe que su yo no le pertenece, sino que es sólo receptáculo y testigo de las existencias ajenas.

Ama su tradición, aquella que le ha nutrido y le ha guiado, pero no hace un absoluto de ella. Sabe que “ser original es retornar a los orígenes” (Gaudí), no para repetirlos sino para recrearlos. Y el origen de cada tradición está más allá de ella misma, antes de que surgiera. Conoce el camino de la Fuente, “aunque es de noche”. Su fe es transconfesional, porque sabe que la existencia está atravesada de Presencia y ello es lo que celebran todas las tradiciones. Se alegra con ellas, por su diversidad y su riqueza.

Como un compás, con un pie está arraigado en su propio centro, y con el otro recorre los círculos de la alteridad. Este centro no es sólo el de la tradición a la que pertenece, sino que es un Centro más hondo que, descentrándole, le recentra.

Todo él está vacío. Su existencia es un pasaje por el que otros transitan para descubrirse a sí mismos. Como un icono, su sola presencia ayuda a los que le rodean a descubrir la hondura que les habita. Él sólo calla y ve. Y su alegría, tanto como su nostalgia, son inmensas.

Publicado en: EL CIERVO (noviembre 2007).

Otro mundo es posible si empezamos a construirlo "hoy" (Domingo 4ª TO)



Lo que importa es la honradez, y la bondad, no la religión a la que perteneces 

(Papa Francisco)


Lc 4, 21-30
Levantándose, lo sacaron fuera de la ciudad y lo llevaron a un barranco del monte sobre el que estaba edificada la ciudad, con la intención de despeñarlo.


Si recordamos el Evangelio del domingo pasado, y lo unimos al de hoy, vemos que Jesús entró un sábado en la sinagoga, y después de leer al profeta Isaías (“El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido”) y añadir “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír”, algunos paisanos de Nazaret terminan boquiabiertos ante la sabiduría de Jesús. Otros no pueden creer lo que oyen. ¡Jesús se presenta como profeta! 

Si salimos a la calle y preguntamos a la gente qué es un profeta, tendremos una larga lista de definiciones: Alguien que adivina el futuro, alguien que tiene poderes maravillosos, alguien que viene de parte de Dios. Pero, ¿qué es realmente un profeta? Es un hombre que vive en el presente, pero que ve la realidad desde otros ojos: los de Dios. El profeta se siente instrumento de Dios, portador de su mensaje a todos. No se deja manejar, y a veces le toca denunciar -cosa bastante incómoda- y sufrir por ello persecución. 

Jesús encaja perfectamente en esa definición. Pero se presenta como tal, para colmo, en su mismo pueblo; en Nazaret. Y ser profeta en el mismo pueblo donde te has criado, es cosa bastante difícil, incluso para el Señor. De ahí sus palabras: “Sin duda me recitaréis aquel refrán: -Médico, cúrate a ti mismo-: haz también aquí en tu tierra lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaúm . Os aseguro que ningún profeta es bien mirado en su tierra”. 

Todos nosotros, también, hemos recibido el Espíritu que impulsó a Jesús y a todos los profetas a llevar esa buena noticia de Dios a las gentes. Jesús la llevó en su misma persona. ¿Y nosotros? ¿Somos portadores del Evangelio, con nuestra vida y palabras, aunque nos miren mal? ¿O somos profetas acobardados? 

En nuestro bautismo, Dios Padre nos ungió con el Espíritu Santo, y nos unió a Cristo sacerdote, profeta y rey. ¡Somos profetas! Ejerzamos con sencillez, y también con valentía y sin complejos ese hermoso encargo que Dios puso en nuestras manos. Anunciemos la Buena Noticia del Reino.

Aunque no vendamos sueños se le parece, porque un profeta regala esperanza, horizontes a los que poder mirar para seguir soñando que otro mundo es posible si empezamos a construirlo "hoy". Jesús lo tenía claro, muy claro. La profecía de Isaías se cumplía "hoy", en el momento en que él tomó la decisión de cambiar las cosas. La profecía puede cumplirse "hoy", pero no va a ser esperando a que la mande Dios del cielo, sino en la decisión personal y comunitaria de construir reino, cada uno (conversión) primero, seguido de todos juntos (misión) después.



“Les voy a vender algo que no van a conseguir en ningún lado. Les voy a vender un sueño… Esto no tiene valor monetario. Sólo tienen que pensar durante 10 segundos lo que más anhelan en sus vidas. Hablo de esos sueños que se desean con el alma, con el corazón”


miércoles, 27 de enero de 2016

Las otras obras de misericordia que bien podíamos llamar de amor al ser humano y a la casa común


Raúl Berzosa, profesor mío y actual Obispo de Ciudad Rodrigo, nos hablaba de otras obras de misericordia y de liberación. Las siete primeras que proponía son más bien personales, para practicar no tanto individualmente, sino en persona. Las otras siete son más colectivas o comunitarias. Las catorce nuevas, entre comillas, no anulan a las tradicionales, ni les restan nada, sino que las complementas y actualizan:

Las obras de misericordia sociales:
  1. Acompañar y alegrar al que está sólo, particularmente al anciano.
  2. Dar esperanza al desilusionado y deprimido.
  3. Ayudar y apoyar a encontrar trabajo, especialmente a los jóvenes.
  4. Acoger e insertar al sin papeles.
  5. Dar una nueva oportunidad al que sale de la cárcel.
  6. Rescatar al toxicómano y alcohólico.
  7. Dignificar a quien se ha prostituido.

Las obras de misericordia para una solidaridad planetaria:
  1. Promocionar a los pueblos subdesarrollados.
  2. Defender los derechos de los marginados y excluidos.
  3. Combatir las injusticias y la opresión.
  4. Favorecer la no-violencia.
  5. Promover una sana ecología.
  6. Trabajar por la paz y la unión entre los pueblos y naciones.
  7. Luchar por la defensa de la vida, desde su concepción hasta su final.


Pacificar el ambiente (Obras de misericordia social)



ECLESALIA, 27/01/16.- Desde que el Papa Francisco inauguró el Año de la Misericordia en el mes de diciembre se están refrescando en el ambiente cristiano lo que todos sabíamos por las enseñanzas recibidas en la catequesis y recordadas hasta con aquellas musiquillas que nos hacían más fácil recordar largas listas cuando éramos pequeños.

Las pongo aquí para contribuir a la difusión iniciada por el Papa, compartiendo pequeños comentarios de lo que me provoca cada una. Después, con todo respeto, explicaré y animaré a la acción de lo que he llamado una obra de misericordia social.

Obras de misericordia espirituales:
  • Enseñar al que no sabe, y tener la suficiente humildad de aprender del sencillo e instruido por la vida.
  • Dar buen consejo al que lo necesita, o sencillamente dar nuestro tiempo gratis para escuchar a quien lo necesita.
  • Corregir al que yerra, siempre y cuando mis propios errores me hagan bajar a comprender el error del otro.
  • Perdonar las injurias, con amor y humor, sin que te echen a perder tu autoestima. El que injuria puede necesitar tratamiento de profesionales en psicología.
  • Consolar al triste, con escucha, abrazos, pañuelos.
  • Sufrir con paciencia los defectos del prójimo, o lo que creo que son defectos: en la familia, al jefe, al compañero trepa o plasta en el trabajo, al vecino, etc.
  • Rogar a Dios por los vivos y los difuntos aplicando la oración por los vivos que son los que más lo necesitamos, seguimos sin ver claro. Lo de las almas perdidas me crea confusión, pues Dios es infinitamente justo y pero también misericordioso. Releo aquello de “la misericordia se ríe del juicio” (Sant 2,13) y sé que Dios resuelve infinitamente.
Obras de misericordia corporales:
  • Visitar y cuidar a los enfermos, especialmente a los de larga duración, a los que no tienen quien los visite, los que sólo puedes hacerles una caricia porque ya no te reconocen.
  • Dar de comer al hambriento, al que tenga cerca pero con la vista puesta en que más de dos tercios de la humanidad está en situación de hambre y necesidad de todo tipo.
  • Dar de beber al sediento, lo mismo que la anterior.
  • Dar posada al peregrino, al refugiado político que huye de situaciones de conflicto y muerte; al inmigrante que huyen por motivos de supervivencia económica… ellos son más que peregrinos.
  • Vestir al desnudo: desde esta parte del mundo parece imposible que alguien pueda estar desnudo de vestido, con la gran producción de moda que nos caracteriza.
  • Liberar al cautivo, ayudándole mientras cumple condena y procurando que se libere de lo que le tiene preso interiormente.
  • Enterrar a los muertos… pienso en el mar Mediterráneo convertido en un cementerio acuático en el que siguen muriendo seres humanos que no logran llegar a las fronteras de Europa.
Si se pusieran en práctica las catorce Obras de Misericordia que propone la Iglesia, el mundo sería una balsa de aceite; la calma y la alegría reinarían por doquier y el mundo sería un recinto fraterno donde todos los seres humanos sin distinción de raza, cultura, sexo o religión viviríamos en paz y sin sobresaltos.

Pero como la realidad es bastante distinta reflexionaba con mi grupo de oración hace unos días sobre este tema: estamos demasiado expuestos a los medios de comunicación, olvidamos porqué suceden las cosas y la trayectoria que siguieron hasta llegar al punto actual. No escuchamos al que tiene otro pensamiento, otra ideología, etc.

Peligroso es que entre los mismos grupos cristianos haya confrontaciones que derivan de la política, la crisis, de las ideologías… Peligroso es que el miedo se inyecte en la vida de unos y otros y vivamos en permanente estado de debate.

Propuse en mi grupo que nos empeñáramos en pacificar el ambiente. Romper el estado de debate alrededor de una taza de café y queriendo arreglar el país, el mundo, la Iglesia… Romper la confrontación escuchando a los otros desde una dimensión que, reconozco, es complicada, pero habrá que intentarlo: ver al otro como alguien al que tengo que escuchar. Escuchémonos.

Así que propongo una obra de misericordia social: pacificar el ambiente. Ya sea en casa, con los amigos, en el trabajo, en el grupo de la parroquia, en la reunión de vecinos, en la del colegio de los niños, en el gimnasio, en la universidad, en el supermercado… ¡Venga, pacifiquemos el ambiente, con creatividad, como esas pequeñas flores que crecen en terrenos hostiles!

Personalmente, lo voy a intentar aunque sólo sea, en principio, por lo que mi propio nombre indica.

Nota del webmaster: Seguro que se o sabemos o conocemos o practicamos mas de una de estas obras de misericordia social. Aquí van algunas de las que tengo en la mente, el corazón y la voluntad:
  • Trabajar para la consecución del bien común o que el todo es superior a la parte como dice el Papa Francisco (EG 234-237).
  • Cuidar de la casa común, el planeta tierra que nos acoge y que es don y regalo no posesión para usarlo a nuestro antojo.
  • Recordar el destino común y universal de los bienes, pues no nos pertenecen, en cuanto regalo; si los tenemos es para cuidarlos y acrecentarlos.
  • Poseer lo necesario para la suficiencia de vida y el desarrollo personal, familiar, social, todo lo demás de nuestra propiedad privada tiene una función social destinada a los que no pueden alcanzar lo necesario para vivir dignamente.
¿Te atreves a añadir alguna más?

domingo, 24 de enero de 2016

Alberto Iniesta: Aquella primavera eclesial


ECLESALIA: Entre los principales actores eclesiales de la transición política y religiosa en España suele destacarse al cardenal Tarancón, y creo que con razón, pero, si queremos ser justos con la historia, hay que citar a otros protagonistas, colectivos unos, personalidades individuales, otras. Entre los primeros están los movimientos apostólicos comprometidos con la clase trabajadora, con el mundo juvenil y estudiantil, las comunidades de base como alternativa de Iglesia, las parroquias populares, los sacerdotes obreros, los religiosos y las religiosas en barrios, etc. Entre las personalidades que ocuparon un lugar relevante en aquella –corta, todo hay que decirlo- primavera de la Iglesia católica española se encuentra Alberto Iniesta, obispo auxiliar de Madrid, fallecido el pasado 3 de enero, un día antes de cumplir 90 años.

Los largos años de silencio, desde poco después de su jubilación, han podido hacer olvidar u oscurecer el significativo papel que jugó en la reforma de la Iglesia católica española, que no acababa de poner en práctica la nueva eclesiología del Concilio Vaticano II, ni desvincularse definitivamente de los cuarenta años de legitimación del franquismo. Por eso, con motivo de su fallecimiento, creo necesario hacer memoria histórica de su figura, como ejemplo y referente de un cristianismo liberador, que tiene mucho enseñarnos de cara al futuro.

Alberto Iniesta fue, sin duda, uno de los testigos y protagonistas más lúcidos y coherentes de la transición política de la dictadura a la democracia y de la transición religiosa de la Iglesia nacionalcatólica a la del Concilio Vaticano II, y uno de los obispos que puso en práctica la reforma conciliar de manera más auténtica y desafió al franquismo en los momentos finales de la vida del dictador. Esto sucedió con la homilía del 4 de octubre de 1975 en la que denunció, junto con el papa Pablo VI, la ejecución de cinco condenados, pidió la supresión de la pena de muerte de la legislación española y reprobó el uso de torturas para conseguir declaraciones de los reos, “lo cual –dijo- ha ocurrido recientemente en nuestro país”. Para protegerse de la indignación del gobierno y de las amenazas de muerte de la extrema derecha que provocó la homilía, se vio obligado a huir a Roma, donde contó con el apoyo de Pablo VI.

Iniesta entendía la Iglesia como pueblo de de Dios, comunidad de creyentes codirigida por los laicos, comprometida con los sectores más vulnerables de la sociedad y conciencia crítica del poder. Con esa orientación participó activamente en la Asamblea Conjunta Obispos-Sacerdotes celebrada en Madrid en 1971, que hizo autocrítica por su alianza con la dictadura, denunció los enormes desequilibrios económicos y la ausencia de derechos humanos, rompió con el franquismo y defendió la democracia. Dentro del clima de reconciliación que reinaba entonces en la Iglesia católica, apoyó una de las conclusiones más conflictivas que contó con un amplio apoyo de los sacerdotes y obispos, pero no fue aprobada por no contar con los dos tercios requeridos: la que pedía perdón por no haber sido testigos de la reconciliación en la guerra entre hermanos.

Hizo realidad ese modelo de Iglesia en el barrio madrileño popular de Vallecas, de clase obrera, de izquierdas y con importante presencia del Partido Comunista. Mantuvo una estrecha relación -personal, social y eclesial- con el padre Llanos, a quien, en el prólogo a Confidencias y confesiones, del propio José María de Llanos, califica de “colaborador cercano” y de quien se consideraba “amigo entrañable”. En su actividad pastoral y socio-política tuvo como guía la teología de la liberación contando con las orientaciones éticos-proféticas del “jesuita sin papeles” José María Díez-Alegría y el asesoramiento de Casiano Floristán y Julio Lois, profesores del Instituto superior de Pastoral y cualificados representantes de dicha tendencia teológica en España, que fueron a vivir a Vallecas coincidiendo con el nombramiento de Iniesta como obispo auxiliar de ese distrito madrileño.

Otro buen amigo de Iniesta fue Alfonso Carlos Comín, en su opinión uno de los principales intelectuales en el debate sobre el posible interacción entre marxismo y cristianismo. Lo visitó unos días antes de su muerte y le recordaba “con su cara afilada, su barba puntiaguda, sus ojos profundos…, y con unas grandes almohadas a su espalda, como el clásico dibujo de don Quijote en su lecho de muerte”. Iniesta solía citarlo como ejemplo de militante comunista y de cristiano comprometido, casi con las mismas palabras del título de uno de los libros de Comín: “Cristianos en el partido, comunistas en la Iglesia” (Laia, Barcelona, 1977).

Sintonizó, y mucho, con el cristianismo liberador latinoamericano. Prueba de ello fue la asistencia como único obispo español, en representación de numerosos colectivos cristianos de base del estado Español, al funeral y entierro del arzobispo de San Salvador, monseñor Romero, asesinado mientras celebraba misa el 24 de marzo de 1980. Su actitud ético-evangélica se caracterizó, en palabras suyas, por la “opción preferencial por los pobres y por los oprimidos, a favor de la justicia, la fraternidad y la solidaridad, siendo la voz de los sin voz y apoyo de los más débiles”.

Conformó la Vicaría de Vallecas al modo asambleario, con la celebración de la Asamblea Conjunta de la Iglesia de Vallecas, cuyo final se vio truncado por la prohibición gubernamental, y en clave comunitaria, con el reconocimiento de los numerosos movimientos cristianos de base, más cercanos a la experiencia de la Iglesia de los orígenes que a la organización jerárquico-patriarcal actual.

Iniesta fue, uno de los redactores, junto con los obispos progresistas Teodoro Úbeda, Ramón Echarren y Javier Osés, del documento “Servicio pastoral a las pequeñas comunidades cristianas”, de 1982, que reconoce humildemente la posibilidad de equivocarse -“y hasta pecar”-, de los obispos, así como su ausencia habitual del vivir cotidiano de dichas comunidades cristianas, al tiempo que expresa la necesidad de abrirse a las críticas, defiende la eclesialidad de las pequeñas comunidades y propone como compromiso preferente de los obispos la promoción de nuevas comunidades. Este documento fue uno de los pocos gestos de aproximación y de comprensión hacia las comunidades de base por parte de la jerarquía católica española, que, desde su nacimiento, las vio con recelo, cuando era una de las experiencias eclesiales más auténticas que surgieron en continuidad con el Vaticano II.

En su libro Convicciones y recuerdos, prologado por el obispo auxiliar, ya emérito, Alberto Iniesta, Casiano Floristán, que fue su compañero de estudios de teología en la década de los 50 del siglo pasado en Salamanca y, luego, colaborador en Vallecas, recuerda que el cardenal Tarancón no estuvo presente en el momento de la prohibición gubernamental de la Asamblea Conjunta de Vallecas, lo que provocó “gran sorpresa e irritación de la feligresía vallecana”. Quizá se debiera a que, como el mismo Casiano afirma, aun reconociendo que “fue el cardenal de la transición, a Tarancón le faltó una punta de profetismo y le sobró concordismo”.

Con Alberto Iniesta se hizo realidad, si bien por poco tiempo, la utopía de Otra Iglesia Posible en un barrio popular de Madrid con una amplia proyección y gran influencia en otros lugares de nuestro país. ¿Por qué no va a hacerse realidad hoy?


*Director de la Cátedra de teología y Ciencias de las Religiones, de la Universidad Carlos III de Madrid y autor de Invitación a la utopía. Estudio histórico para tiempos de crisis (Trotta, 2012).

sábado, 23 de enero de 2016

Una ventana abierta (Migueli) acción de gracias por Francisco y su labor como Papa



UN AGUJERO CON MIL COLORES, es el nuevo disco de Migueli, un canto a la vida desde la visión cristiana, y un ánimo para que los cristianos lideremos todos los movimientos contra las causas más duras e injustas que se viven en este mundo. Canciones que apoyan la lucha contra el hambre, la acogida de los refugiados e inmigrantes, canciones para acompañar y ayudar a los que sufren, canciones de amor, canciones contra crisis, todo desde una visión del cada día, una visión de frontera, de inspiración cristiana.

Para más información: www.migueli.com

Mención aparte merece la canción “Una ventana Abierta” un homenaje alegre e ilusionado a esta auténtica primavera espiritual que está suponiendo/provocando el Papa Francisco, y los muchos retos que nos planteamos con él y como comunidad amplia de personas de Espíritu empeñadas en un mundo mejor, un mundo más de Dios, un mundo más de todos:









viernes, 22 de enero de 2016

Una concepción no lineal, plural y agonista, así es la política según Francisco



MARTÍN PÉREZ MILLÁN*, MENDOZA (ARGENTINA).

ECLESALIA, 15/01/16.- Hoy, luego de dos años y medio de pontificado, es posible apreciar como inequívocamente política la decisión tomada por el colegio cardenalicio de haber elegido al ex cardenal Bergoglio. Para revitalizar a la Iglesia se precisaba construcción y conducción política, y un talante no contaminado por los centros tradicionales de poder.

El Pontífice argentino ha desplazado el centro de gravedad desde Europa hacia América, lo que repercute en la mirada que hace la institución bimilenaria a temas y contenidos no sólo de corte moral, sino también económico, político y social. Para ejemplificar, no hace falta más que repasar sus clarividentes alocuciones ante el Congreso en los Estados Unidos y los Movimientos Populares en Bolivia.

Esos discursos no son más que manifestaciones orales – con grandes repercusiones globales – del contenido vertido en la primera exhortación apostólica y “latinoamericana” de Francisco. Evangelii Gaudium (La Alegría del Evangelio) – publicada en noviembre de 2013 – ha despertado y despierta interés en analistas políticos, economistas, referentes sociales y dirigentes políticos, muchos de los cuales han desfilado con cierto asombro y admiración por la residencia del Papa tercermundista. Este exhorta a los estadistas a rever y replantear las relaciones sociales y económicas, así como a repensar el rol de la política en esa vinculación. Pero, ¿qué concepción de política tiene el líder religioso? Una prudente lectura e interpretación del texto mencionado arrojará muchas luces.

Política no lineal

Las ideas del Santo Padre dan cuenta de una concepción dinámica de la política. Lejos de proponer una concepción funcionalista de sociedad y política, el Santo Padre piensa al espacio político y societal como un espacio en permanente cambio y movimiento, es decir carente de linealidad. La política inyecta ritmo a la vida social y nacional, es concebida como el ámbito donde entran en enfrentamiento diversas ideas y es esa la riqueza.

Reconoce que en esos espacios no se experimenta una repetición regular y sistemática de fenómenos; valora la disparidad de posturas, las ideas antagónicas y la oportunidad de crecimiento a partir de las diferencias. “La teoría funcionalista se preocupa esencialmente del problema de la conservación social mientras que la teoría marxista se preocupa fundamentalmente del cambio social” (Bobbio Norberto, 2008: 77). A ésta última teoría sociológica pertenecen estas ideas, con la adaptación y la hermenéutica pertinentes. Simplificando, los avances y progresos en el seno de la sociedad, según la perspectiva del Papa argentino, se dan por confrontaciones y disputas en el ámbito de la política. Pero arrojemos más luces.

“De acuerdo con el lugar común del pensamiento sociológico, la gran división es la que opone los sistemas que destacan el momento de la cohesión a los sistemas que subrayan el momento de antagonismo” (Bobbio Norberto, 2008: 77). Francisco proyecta una visión de política en la que se percibe la confluencia de antagonismos, no entendidos como posiciones irreconciliables, más si como posiciones diversas, idearios contrapuestos, ideas que disputan mayor poder y visibilidad en un marco de respeto y reconocimiento mutuo.

Política plural y agonista

La politóloga Chantal Mouffe diferencia la política de lo político. La primera remite el campo empírico de la práctica política; lo político pertenece al ámbito de la teoría política, al nivel ontológico. Éste es el que interesa a los objetivos del artículo. “(…) concibo lo político como la dimensión de antagonismo que considero constitutiva de las sociedades humanas (…)” (Mouffe Chantal, 2005: 16). Realizando una mirada transversal a Evangelii Gaudium, se puede alegar que Francisco propone pensar lo político al modo manifestado por la politóloga belga: procura percibir de un modo político los problemas que enfrentan nuestras sociedades.

Claramente las ideas de Francisco desfilan por un derrotero diferente y en sentido perpendicular al pensamiento liberal actual caracterizado por un enfoque racionalista e individualista que no permite contemplar la naturaleza de las identidades colectivas. “Este tipo de liberalismo es incapaz de comprender en forma adecuada la naturaleza pluralista del mundo social, [rechaza de plano lo político en su dimensión antagónica] (Mouffe Chantal, 2005: 17). Lo que contrasta a ciencia cierta con las expresiones del Vicario de Cristo respecto a su interpretación de la realidad social que califica de dispar, heterogénea e insondable como dispares, heterogéneos e insondables son los grupos socioculturales que la constituyen.

Para Schmitt (en Mouffe Chantal, 2005), “el criterio de lo político (…) tiene que ver con la formación de un nosotros como opuesto a un ellos, y se trata siempre de formas colectivas de identificación”. La reformulación que hace Mouffe de ese criterio convierte la relación nosotros / ellos en posible y conducente en términos democráticos, un modo especial de relación plausible en un marco de respeto y mutua legitimidad: modo agonista de la política.

Este pluralismo y esta forma de observar lo político se hace evidente en Evangelii Gaudium. La creación de una identidad implica el establecimiento de una diferencia. Francisco insta al diálogo y al encuentro de esas identidades y diferencias, de los diversos colectivos sociales y culturas en pos de la concreción del bien común, con acento marcado – muy marcado – en la opción por los pobres.

La creencia en un modo diferente en que se establece la relación nosotros/ellos – una relación agonista donde las partes comparten una base común (un espacio simbólico común dentro del cual tiene lugar el conflicto) y se reconocen mutua legitimidad – es la especificidad de la política democrática (Mouffe Chantal, 2005). Aplicando esta especificidad al pensamiento bergogliano, se puede señalar que el líder católico – al reconocer la diversidad de nuestras sociedades y al interior de cada una de ellas – se muestra animoso con la democracia moderna.

La relación agonista pone en juego la configuración de las relaciones de poder en torno a las cuales se estructura la comunidad local, nacional o global. Es la lucha entre proyectos hegemónicos opuestos, un consenso totalmente inclusivo entre ellos es inconducente. Optar por uno significa excluir el otro. Hoy Bergoglio se inclina y arenga por un cambio de estructuras y sistemas, proyecto que ciertamente tiene como prioridad a los pobres, a aquellos que la sociedad descarta y deshecha. Un proyecto inclusivo de quienes fueron pródigamente excluidos (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).

(*) Investigador con aval académico del Centro de Investigaciones de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, Universidad Nacional de Cuyo. Título de la investigación: Las ideas del Papa Francisco respecto al rol de la política en la conducción de las relaciones económico-sociales. La exhortación apostólica EvangeliiGaudium. Período de beca: enero de 2015 a febrero de 2016.

miércoles, 20 de enero de 2016

Iglesia, Servidora de los pobres (V. Altaba)



Iglesia, Servidora de los pobres (descargar aquí) es una instrucción pastoral de la Conferencia Episcopal Española (CEE) largamente esperado tanto por la Iglesia como por la sociedad civil española. Llevamos años difíciles sufriendo la crisis, momento duros para mucha gente cercana a todos nosotros. En todo este tiempo, no es que los obispos estuvieran callados, hablaban individualmente y colectivamente publicaron dos declaraciones y unas notas breves respecto a la crisis. 

Sin embargo, todo hay que decirlo, en 1994, la Comisión de Pastoral Social editó un documento poco conocido La Iglesia y los pobres (descargar aquí) que no fue suscrito por todos los obispos (CEE). Hay que tener esta reflexión como fondo, porque es un buen documento que tiene la densidad teológica que puede que no encontremos en esta instrucción pastoral. El objeto de ambos documentos es distinto. Uno teología, el actual con mucha carga práctica.

Os dejamos con la presentación de Vicente Altaba, Delegado Episcopal de Caritas España





Siempre y hoy la semilla de la Buena Nueva no se pierde y fructifica si... (Domingo 3º TO)



Y ahora sé… que el espíritu de Dios es hermano del mío
y que todos los hombres nacidos son también hermanos
(Walt Whitmann)

Lc 1, 1-4; 4, 14-21
El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para que dé la Buena Noticia a los pobres; me ha enviado a anunciar la libertad a los cautivos, y la vista a los ciegos, para poner en libertad a los oprimidos

La Buena Noticia corre y corre: de Lucas a Timoteo, de los testigos oculares a las primeras comunidades, de Isaías a Jesús y de éste a los judíos de la sinagoga. Y, en la actualidad, en nuestro hoy a cada uno de nosotros.

Cuando la Palabra de Dios es pronunciada por Jesús, aunque ya sea conocida, cobra un relieve especial. Y eso que por ahora nada hace prever tal autoridad en él. A pesar de que Jesús ya contaba de cierta fama en Galilea, sabe que cuando vuelva entre los suyos no será entendido.

Jesús viene para el solitario, el cautivo, el leproso, la viuda, el ciego… Y, sin embargo, se manifiesta en la sinagoga, lugar de reunión. Se levanta, lee y, como los demás judíos, se sienta, pero las cosas que dice son increíbles: El Espíritu del Señor está sobre mí… Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír. Y también las que omite, pues corta la última parte del párrafo de la cita, que dice: ... y un día de venganza para nuestro Dios; él sabía que estaba expresamente prohibido añadir o quitar un ápice del texto, pero quería dejar bien claro el enfoque del punto de vista de Dios Padre, Hijo y Espíritu. 

Sus palabras y sus acciones son coherentes entre sí y con todo el mensaje del Antiguo Testamento. Para su auditorio está todo muy claro: El Espíritu Santo se halla presente… 

En nuestro HOY, a veces, encontramos a gente que se compromete con los pobres hasta las últimas consecuencias y en actitud de humilde servicio. En estos casos sus palabras están revestidas de un halo de serenidad, de lógica y de unidad que molesta a los que las escuchan. Inquietos y molestos, tapamos las orejas e ignoramos o buscamos pillarlo en algún “renuncio”. Otras veces escuchamos atentamente y seguimos los pasos del que va por delante.

El Espíritu del Señor puede estar sobres nosotros si, a través nuestro, son liberados los pobres, los cautivos o los oprimidos de nuestro tiempo, tanto en las realidades de la vida material como en las aspiraciones internas de todo hombre.

¡Entonces la Buena Nueva no se pierde y fructifica!




lunes, 18 de enero de 2016

El pecado estructural y estructuras de solidaridad (Vídeo-Clases)


Curso "El pecado estructural y estructuras de solidaridad. Una posibilidad para transformar la realidad" impartido por el Dr. Mathias Nebel

Primera clases


Segunda clase


Tercera clase


Cuarta clase

sábado, 16 de enero de 2016

El amor es contagioso (2 Domingo TO)



Los cristianos deberíamos vivir nuestra fe en Jesús, como una fiesta. El centro del mensaje es una Noticia increíble: Dios me quiere; todo lo demás se debe entender en ese marco. Es el fondo de la fe: aceptar en lo más íntimo que Dios me quiere. Esta es la fe a que llegó el autor de la profecía de Isaías, que se permite la osadía de presentar a Dios como un novio enamorado. Esta es la fe que nos hace ver en el matrimonio un signo de la presencia de Dios. Esta es la primera Buena Noticia, la que lo cambia todo.

Lo primero que se cambia es el sentido del pecado: Dios me quiere como soy, como se ama al hijo enfermo. Porque el amor no surge del aprecio, sino al revés. No se ama a alguien porque es maravilloso. Primero se ama, y luego todo es aceptable, excusable... Esto se entiende a veces mejor en la mera amistad. "Somos amigos"... Y mi amigo puede ser lo que sea, pero le quiero y puede contar conmigo siempre. No le quiero porque es bueno: le quiero. Mis pecados no estorban el amor de Dios. Cuento con Él para que mis pecados no me abrumen. Él es el que quita el pecado, el Salvador, el Libertador. Él quita el pecado porque es la fuerza para librarme del pecado, y porque es el amigo al que no le ofenden mis enfermedades. Es la primera Fiesta: en mi vida no manda el Juez; en mi vida manda mi Madre.

Lo segundo que se cambia es el sentido de "los otros". El amor es contagioso. Descubrimos con alegría que se puede vivir amando y sirviendo. Descubrimos que así el mundo es mejor, más fácil, más "como debe ser". La Gran Noticia hay que anunciarla, hay que compartirla. Hay que hacer un mundo de Hijos que pelean contra el mal, con la fuerza del perdón, con la intransigencia plena contra todo lo que hace sufrir a los Hijos. Esto da sentido a la vida: Dios no está, pero yo sí estoy. Dios no está, pero sus hijos sí están. Toda mi vida está pensada para anunciar la Buena Noticia, tiene valor, tiene sentido. ¿Cuáles son "mis carismas", como les llama Pablo? Es decir, ¿qué instrumentos se me han dado para poder servir, para poder anunciar la Noticia, para hacer creíble el amor de Dios?



sábado, 9 de enero de 2016

Quizás la Iglesia necesite retirarse un tiempo para dejarse invadir por el Espíritu que sopla fuertemente sobre tantos hombres que aman la justicia (Bautismo del Señor)



Lc 3, 15-16. 21-22
Jesús se bautizó; y mientras oraba, se abrió el cielo


En el evangelio de hoy aparece toda la comunidad trinitaria: la voz del cielo (el Padre), la paloma (el Espíritu) y el Hijo. No es por lo tanto un relato cualquiera, sino un momento inicial y central en la vida de Jesús. Al ser bautizado, Jesús tomo conciencia de la misión a la que era llamado por el Espíritu, (misión que podemos entender leyendo toda la primera lectura de Isaías). El bautismo es el nacimiento a los tres años de vida pública de Jesús y la proclamación por parte del Padre: “Tú eres mi Hijo, el amado, el predilecto”


“Yo os bautizo con agua; Él os bautizará con Espíritu Santo y fuego”, ¿hay dos tipos de bautismo?, parece que sí. Siendo el bautismo la puerta de entrada a la Iglesia, el verdadero nacimiento del cristiano, no es por tanto un rito más, sino una tarea, una llamada para seguir las insinuaciones del Espíritu. En muchas ocasiones olvidamos el Espíritu y lo más importante creemos, que son nuestras normas, (no están casados, los padrinos no están confirmados…), no falta razón y es verdad que en nuestros países hay muchos que podríamos decir que están bautizados con agua, incluso este es un tema que en las comunidades y en los sacerdotes produce una cierta esquizofrenia.

Lo esencial es que todos han recibido el Espíritu que nos invita a un compromiso con la justicia: primera lectura y segunda: “paso haciendo el bien”; a trabajar por la unidad y reconciliación de todos los hombres; a la vivencia de la igualdad y la fraternidad. Él es una paloma que nos trae la libertad interior y que Pablo opondrá en muchas ocasiones a la letra, la carne, la institucionalización, la ley, la rigidez, el formalismo. Por eso no podemos recibir un bautismo nuevo, si no nos desprendemos de nuestro egoísmo, de nuestros esquemas, de la comodidad e instalamiento. Necesitamos dejarnos invadir por ese viento que nos lleva más allá de nuestros cálculos, tradiciones, teologías, códigos, pastorales. Nada puede atar al Espíritu.

El bautismo es un serio compromiso como lo fue para Jesús, bautizar por tradición o costumbre no deja de ser un contrasentido. Pero negar la fuerza del Espíritu, es en ocasiones estar centrados demasiado en nosotros mismos, destacar constantemente los errores ajenos, no estar abiertos al perdón, a la ternura, en definitiva al Evangelio. No es fácil el dilema; como dice el texto: “Mientras oraba, se abrió el cielo”, oremos. Quizás la Iglesia necesite retirarse un tiempo para purificarse de tanto polvo acumulado, dejándonos todos invadir por el Espíritu que sopla fuertemente sobre tantos hombres que aman la justicia.


En esta línea, traigo aquí una escena de la película "También la lluvia" con un comentario publicado en eclesalia para recordar que este tiempo Pascual que llega a su fin (de calendario) no puede caer en el olvido el resto del año a través, especialmente, de la misión de Jesús que nos va a recordar una y otra vez, como Montesinos que dijo el mismo sermón 100 veces, que nos ve a todos iguales, con la misma dignidad y derechos. Es el compromiso sempiterno de la Pascua, de toda Pascua...





Fue un poco antes de estas fechas navideñas de 1511, posiblemente a mediados del Adviento, cuando Montesinos pronunció su célebre discurso en la actual República Dominicana, con el título joánico de “Voz que clama en el desierto”.


Quienes fueron a escucharle, esperaban palabras de refuerzo cristiano para sus acciones sanguinarias contra los indígenas. Pero lo que se encontraron fueron preguntas como estas: ¿Con qué derecho y con qué justicia tenéis en tan cruel y horrible servidumbre a estos indios? ¿Con qué autoridad habéis hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en su tierras, mansas y pacíficas, con muertes y estragos nunca oídos, habéis consumido? ¿Cómo los tenéis tan presos y extenuados, sin darles de comer ni curarlos de sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dais se os mueren, y por mejor decir, los matáis por sacar oro cada día? ¿Es que estos no son hombres? ¿No tienen almas racionales? ¿No estáis obligados a amarlos como a vosotros mismos?

Y así durante toda su alocución hasta anunciarles que estaban en pecado mortal. Todos se quedaron consternados pero no parece que cambiaron sus costumbres contra aquellos pueblos, tratados como si fueran animales. Cuatro años más tarde, Montesinos y De las Casas volvieron a la metrópoli española para denunciar con hechos las salvajadas y los exterminios que estaban ocurriendo en ultramar. A partir de entonces y durante muchos años, De las Casas defendería con pasión en su país los derechos de los indios incluso frente a poderosos teólogos españoles que justificaban el fin con lo injustificable.

Vaya nuestro reconocimiento a ambos religiosos, sobre todo a Montesinos, que logró al menos una conversión, que ya no se recuerda: influyó decisivamente en la de Bartolomé de las Casas, quien en un principio tomaba parte en las conquistas sanguinarias por las que recibió esclavos indígenas a su servicio así como sus bienes y tierras… hasta que escuchó a su compañero dominico, cambiando radicalmente de actitud.

Todavía estamos en fechas pascuales de Navidad. Todavía somos muchos que nos decimos cristianos, o por lo menos no contrarios al mensaje de Cristo. Y siguen las injusticias estructurales en América latina y bastante más cerca, con muchos inmigrantes víctimas directas de esta crisis tan injusta. La Buena Noticia pasa por este mundo antes de llegar al otro, y precisa de todas las personas de buena voluntad para hacer un mundo mejor, más solidario y menos esclavo, en nuestro caso del consumismo capaz de deshumanizar hasta embrutecernos, como lo estaban aquellos conquistadores esclavos de su tiempo. Tuvieron mucho mérito los dos dominicos que al final no han sido tratados por la Iglesia como se merecen los profetas. Ambos actuaron como los primeros cristianos: tuvieron muy claro el tipo de armas que debían utilizar para ser testigos de Cristo: servicio, coraje, amor y ejemplo. Supieron darse y se hicieron vulnerables por amor a pesar de las consecuencias

viernes, 8 de enero de 2016

Frente a los profetas agoreros, no tenemos más que la figura de Jesús que pasa cerca de nosotros y nos dice: no tengáis miedo (9E Navidad)



Marcos 6, 45-52 
Los discípulos vieron a Jesús andar sobre el lago 

Hoy, el evangelio nos pone ante los ojos de nuestra fe otra epifanía, otra manifestación de Jesús como Salvador nuestro. El marco de esta nue­va epifanía no es ya el entorno de la cuna del Niño recién nacido, sino un mar embravecido que amenaza con tragar a los discípulos de Jesús, el Sal­vador. Jesús mismo fue el que apremió a sus discípulos a que subieran a la bar­ca en plena noche y atravesaran el lago. En otra ocasión, el mismo Jesús les di­rigiría esta advertencia: Mirad que yo os envío como corderos en medio de lobos. 

En la vida del cristiano, como en la de muchas otras personas, no faltarán ni tempestades ni lobos. La gran diferencia entre los que tienen fe y los que no la tienen es que los primeros verán, en medio de la tempestad, a Jesús caminando a su lado sobre las aguas, mientras que los segundos tendrán que luchar solos sin sentir a su lado la fuerte mano del Salvador que nos mantiene a flote. Pidamos hoy al Señor que también a nosotros se nos manifieste presente en medio de las tempestades que puedan desencadenarse a nuestro alrededor.

Él nos mira y ve en nosotros a sus hermanos y hermanas necesitados (8E Navidad)


Marcos 6, 34-44
Andaban como ovejas sin pastor

Los exegetas advierten que todo este relato de la multiplicación de los panes está lleno de alusiones a los libros del Antiguo Testamento en los que se habla de las intervenciones de Dios a favor de su pueblo, que caminaba por el desierto dirigido por Moisés. San Marcos nos transmite como enseñanza principal que este episodio es una gran manifestación (epifanía) de Jesús como el Mesías y Liberador de los últimos tiempos. 

La multiplicación de los panes tiene lugar en despoblado, en un lugar que recuerda el desierto, donde se carece de todo recurso y es fácil perderse, como ovejas sin pastor. Jesús reúne a numerosas ovejas olvidadas por sus pastores y descarriadas (cinco mil) y las conduce a pastos tranquilos, las alimenta con su palabra, que abre nuevos horizontes. Jesús empezó a enseñarles muchas cosas. La Ley mosaica ya está alcanzando su plenitud. La enseñanza de Jesús dejará patente que Él posee la plenitud del Espíritu divino. 

Pero no se conforma con enseñarles. Ve su necesidad. Se da cuenta de que tienen hambre. Y se apresura a hacer todo lo posible para darles de comer. Son sus hermanos y hermanas. Para él es un gozo ver cómo se sientan todos en torno a la misma mesa y comparten el pan y lo poco o mucho que acompaña ese pan. El verbo clave es “compartir”. Porque ese “compartir” es el signo mayor de la fraternidad. Al compartir la comida hacemos realidad el sueño de Dios, su reino, que todos somos una única familia sin distinción de colores ni razas ni ideas ni creencias ni... porque todos los hermanos son diferentes pero todos son amados por el Padre sin distinción.

Al mismo tiempo, los gestos de Jesús anuncian el verdadero maná que el Señor entregará a sus discípulos en la Última Cena: mucho más que una comida, El mismo dándose en cuerpo y alma para la vida del mundo.

jueves, 7 de enero de 2016

Creo en el amor (El Video del Papa-Enero) Oración por el Diálogo Interreligioso


El Video del Papa es una iniciativa global desarrollada por la Red Mundial de Oración del Papa (Apostolado de la Oración) para colaborar en la difusión de las intenciones mensuales del Santo Padre sobre los desafíos de la humanidad.

Mes a mes acompañaremos al Papa Francisco en sus pedidos de oración. Te invitamos a sumarte. Visita la sección "Quiero Involucrarme" para saber cómo.

El proyecto es una idea de La Machi, la consultora de comunicación para buenas causas especializada en valores religiosos y el cuidado de la creación. 

Ha sido posible gracias al aporte desinteresado de quienes nos acompañan.



Que el diálogo sincero entre hombres y mujeres 
de diversas religiones, conlleve frutos de paz y justicia.

Papa Francisco

Enero 2016


Convertirse significa pedir perdón al que ofendimos, reconstruir las relaciones rotas con el hermano, renunciar a la violencia y construir la paz (7E Navidad)


Mateo 4, 12-17.23-25 
El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande 

La vuelta de Jesús a la Galilea en la que había vivido casi toda su vida, la presenta el evangelio como una Epifanía, es decir, como una manifestación de la presencia de Dios a través de la persona, de las palabras y de las obras de amor de Jesús, el Nazareno, el Galileo. Ya desde los tiempos de Isaías, Galilea era conocida como la Galilea de los gentiles, de los paganos. Toda Galilea había sido convertida entonces en provincia asiria, muchos galileos habían sido deportados a Babilonia, mientras que se habían instalado allí extranjeros. 

Pues bien, es en esta Galilea de los paganos donde Jesús quiso vivir y quiso también comenzar el anuncio de la Buena Noticia. Sin salir de su pueblo, Jesús estaba al mismo tiempo en medio del Pueblo elegido y en medio de los paganos. Todo un símbolo y todo un programa. También nosotros vivimos en una Europa al mismo tiempo cristiana y pa­gana. En esta Europa es donde tenemos que dar testimonio de la luz de Cristo con nuestras obras y nuestras palabras. 

Pero antes tenemos que descubrir la fuerza de su mensaje, que no es "religioso". Su mensaje es en realidad muy sencillo. Tiene una invitación a cambiar de vida. No otra cosa significa “convertirse” aquí, pues no hacer referencia a una vuelta a Dios o retomar la Alianza del Sinaí. Podemos darle muchas vueltas a esa palabra pero en el fondo todos sabemos a qué se refiere: es dar un giro de 180 grados a nuestro estilo de vida para acoger algo totalmente nuevo y revolucionario. 

Muchos somos conscientes de las asignaturas pendientes que hemos ido dejando a lo largo de nuestra vida. Envidias, egoísmos, violencias... tantas cosas que creemos que hemos dejado atrás pero que en el fondo se nos han quedado pegadas en la piel de nuestro ser más profundo como cicatrices. 

Convertirse significa pedir perdón al que ofendimos, reconstruir las relaciones rotas con el hermano, renunciar a la violencia y construir la paz. Cada uno tiene que mirar en su propia y personal historia y, si somos honestos, no tendremos mucha dificultad para descubrir eso en lo que tenemos que convertirnos.

El siguiente paso, una vez girados sobre nosotros para poder vernos en el espejo de lo que somos, nos tiene que acercar hasta sentirnos próximos (prójimos) de todos los hombres y mujeres, especialmente de los más débiles. De ahí a descubrir a Jesús como el sol que brilla en lo alto hay una distancia muy corta, pero hay que recorrerla sí el te llama, si tu dices sí.