Parroquia La Milagrosa (Ávila)

lunes, 16 de marzo de 2015

Cómplices de Dios (Miércoles de la 4ª Semana)


El Hijo da la vida a los que quiere
(Juan 5,17-30)

Después de curar al paralítico junto a la piscina de Betesda, Jesús nos revela el secreto de su persona y de toda su acción. Todas las obras de Jesús son obras que el Padre le da para que las pueda realizar para nuestro bien, para nuestra salvación. Jesús nos revela que el Padre trabaja siempre para mantener la creación y para mantener nuestras vidas y que el Hijo, igualmente, trabaja también por nosotros todos los días, incluido el sábado. El Hijo no hace nada por su cuenta, sino que hace las obras que el Padre le muestra que ha de hacer. El Padre tiene el poder de disponer de la vida. Y ha depositado en el Hijo este poder de disponer de la vida en beneficio de sus hermanos los seres humanos.

Éste es el secreto de la persona de Jesús, éste es el sentido de su vida. Y ésta será también la causa de su muerte: el haberse mostrado, de obra y de palabra, igual al Padre. Para nosotros, éste es el verdadero y el único fundamento de nuestra fe: saber que Jesús ha venido a este mundo para salvamos con el amor y el poder de Dios.

En cuanto a nosotros, tendremos que contemplar en nuestra oración silenciosa, ayudados por el Espíritu, el rostro de este nuestro Padre y Madre para aprender a ser sus cómplices como Jesús. Saborear y recordar que somos hijos de sus entrañas, sabernos amados. Contantes contagiando esperanza, encendiendo luces, trabajando para que salgan de sus prisiones tantos hermanos atrapados, abriendo sepulcros; sin olvidar el estar atentos a los rastros de la acción de Dios en nuestro presente. El Padre así lo quiere para nosotros. Esto nos hará invencibles, incansables, luchadores y transmisores de la Vida, que siempre triunfa, aunque nos toque pasar por la tumba y la oscuridad nuestros viernes.

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