Parroquia La Milagrosa (Ávila)

martes, 24 de marzo de 2015

Apenas estamos comenzando (Jueves de la 5ª Semana)



Os aseguro que antes que naciera Abrahán, yo soy 
(Juan 8,51-59)

¿Por quién te tienes? Aunque formulada con muy poco respeto, esta pregunta de los enemigos de Jesús es una pregunta absolutamente lógica. Jesús acababa de hacer una promesa que Dios solo puede hacer: Quien guarde mi palabra no sabrá lo que es morir para siempre. A unos seres mortales, Jesús les promete nada menos que la victoria definitiva sobre la muerte. Así pues, o Jesús era realmente Dios en carne humana o era un simple farsante. Pero esta segunda posibilidad estaba totalmente excluida para todos los que le conocían, para quienes habían admirado tantas veces su bondad, su humildad, su respeto a la verdad, su autenticidad -como diríamos hoy-.

Sólo quedaba la otra posibilidad: Realmente, este hombre era Hijo de Dios, como confesará pocos días después el centurión que llevó a cabo, con sus soldados, la crucifixión de Jesús. Y para que quede del todo claro, Jesús les hace esta última revelación: Antes de que naciera Abrahán, yo soy. Yo soy el que soy fue el nombre que Dios había revelado a Moisés en el Sinaí. Jesús es el Dios eterno, dueño de la vida. Aunque pronto le veremos acompañándonos a nosotros en la muerte.

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